Dentro de la programación de Vallecas Calle del Libro, esta poetisa nos hizo conectar con la poesía en directo, con la poesía en su más pura
esencia. Los vecinos y vecinas, admiradores de Ana Rossetti, de la poesía contemporánea, seguidores de las
actividades del colectivo PoeKas, acudieron a esta cita para conocer su voz,
imprescindible en la historia de la literatura de nuestro tiempo.
Elena Moratalla, que dirige esta tertulia y nos da la bienvenida a este acto, lo ha dicho, en Vallecas la poesía cada año está más presente. |
En las calles, en las plazas, en los colegios e institutos se respira Poesía como todos los años dentro de las ediciones de Vallecas Calle del Libro, dedicada
a dos poetas ejemplares: Carlos Álvarez, que protagonizó el pasado 14 de abril
la inauguración de la edición y Ana Rossetti, a quien tuvimos el lujo de
escuchar y aplaudir.
La presentación de la poetisa la ha preparado Concha Morales
con esmero y antes de comenzar con una leve incursión en su biografía, nos lee:
Ya no hay jazmines
el llanto de la noche los llevó a otro sueño.
Qué pena de blancura derramada,
qué pena de muerte tan pequeña, tan niña.
Sin temblor se quedó mayo,
se han quedado sin espejo las estrellas,
los jazmines han muerto.
El viento se llevó a jazmín y primavera.
Los he buscado y buscado
y al no encontrar sus pequeñas palabras
no tengo más remedio que llorar y decírtelo.
Es muy triste que, de pronto,
la noche se quede sin jazmines.
La poetisa nos relata la anécdota que ocasionó la creación de este poema, cuando al ir a recoger los jazmines que se arremolinan siempre debajo de las tapias, todos habían volado con el viento.
Conocemos, a través de Concha, los diferentes géneros
literarios que ha cultivado, sus orígenes teatrales, hasta sus primeros juegos
infantiles con la palabra, para pasar a centrarnos en su obra poética. Nos
nombra los diferentes y muchos poemarios publicados hasta llegar al último,
expresamente editado por Bartleby para
Vallecas Señales y muestras (Antología 1980-2016) y prologado por Manuel
Rico.
Haciendo referencia a una
afirmación de la propia escritora; DAR LA PALABRA. ESA ES LA FUNCIÓN DEL POETA. AYUDAR A
LA GENTE A NOMBRAR LO QUE NO SABE, LO QUE PRESIENTE PERO NO CONOCE,
Concha le ha dado la palabra para que con su voz comience la primera ronda de
la Tertulia PoeKas, donde todos los poemas serán de Ana Rossetti. De esta
manera fluyen sus versos en las diferentes voces de los componentes de este grupo.
Aquellas personas admiradoras de
la poesía y que, además, intentan también crear la suya propia, se cuestionaban
muchas preguntas para hacer a Ana Rossetti. Elena moderó este momento
fundamental de coloquio y el público participa. Montse, sentada en la primera
fila, aprovecha la ocasión para confesarle su admiración desde que leyó el
libro “Devocionario” que le descubrió un mundo de erotismo, mística y
sensualidad impresionante.
A las preguntas sobre cómo y
donde escribe, que pasa en su vida cuando el poema la aborda, ella declara que
“escribo siempre en el PC, para así poder
corregir mejor, corrijo mucho, a mis poemas les cuesta ser acabados… cuando
entro en un poema, ya ahí estoy en otro mundo… pero eso de que viene la musa y
te bendice, no es así, el poema es
trabajo y más trabajo”.
Flota la poesía en el aire,
absortos nos ha hecho olvidar el mundo más allá de las ventanas del aula y nadie
desea dar por terminado este hechizo. Sin embargo, la música improvisada para
una de las nanas que Ana Rossetti ha recogido en el poemario, a través de la voz
de Antonio Román, nos lo hace más fácil. Aplausos solemnes para los artistas que
en el crepúsculo nos han descifrado los secretos del arte, ese que no puede
explicarse, solo sentirse.
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